aquí estuvieron mis padres
habitaron con paciencia
su extensa melancolía
La cruz de espada llegó temprano
sobre caballos relucientes de bronce
vistiendo los caminos
y sembró una alta bandera
fijando el nombre del Rey que jamás vendría
Un águila a medio vuelo
le hubiese matado de incertidumbre
Fueron bautizadas las semillas
en el agua del nuevo Dios
Una trampa de sonidos agazapaban
las mandíbulas de los muertos
abriendo sus lápidas nuevamente
para justificar que vivieron
con sus entierros de fantasía.
Aquí se detuvo el viaje de Zamora
al rezar su última plegaría
vistiendo el oro manchado
fue envuelto por un árbol
aparecido en el fuego
y santiguó el azogue
en un acontecer de siglos sin esperanza
Los muertos devoraban
sus vestiduras ancestrales
Dio aguas tardías a los caballos
remontando la ruta
al espectro de los cielos.
Soy de una tierra asolada por lo antiguo
Los Welsares arrodillados en la capilla
de troncos y palmas
cumplieron con una religión desconocida
hasta cegar sus corazones.
La soledad se cansó de vestir estas calles
repletas de cortos silencios
sumerge el graznido de una ave anciana
se vá y no regresa
ataron a sus alas los recuerdos
a eternidad del amor.
Soy de una tierra asolada
Los pasos de Zamora devorados
por los sueños se detienen
Ya no llaman los clarines a la guerra
y el corazón es comúnmente
la áspera palabra
Esta es la ciudad derruida por lo antiguo.
Fuente: POEMAS A SAN CARLOS de los poetas de NUEVO TRAMO (1979-1999). Selección: Luis Enrique Frías.
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