YO SOY AQUEL QUE AYER NOMAS DECÍA |RUBÉN DARÍO|

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Hoy cumple mas de siglo y medio de saludable vida poética Rubén Darío, porque nació poeta, es decir fue poeta desde siempre, y su solo nombre basta para decir poesía viva, poesía que permanece, poesía que aspira a la eternidad. Nacido en la pequeña Nicaragua, nadie -a excepción de la amorosa Musa- puede decirnos el día cuando su poderosa voz dejará de oírse, silenciada por el inexorable tiempo que al final nos borrará el mundo y las palabras.

Sin embargo mientras el tiempo cumple la amarga tarea de construirnos el olvido, la poesía cumple la suya: defender la memoria mediante el recuerdo permanente y el embellecimiento de nuestra interioridad mas honda a la que nunca podremos renunciar, so pena de convertirnos en los mas lamentables monstruos de la creación. La poesía defiende nuestra condición humana con esas armas que no hieren: la belleza, el asombro y el prodigio. Todo poeta genuino sabe que este es el designio de la poesía  y levanta su voz para combatir la desoladora idea de que vivimos en un universo sin sentido.  Y es que los poetas son lo que son sus voces: grandes, medianas o  pequeñas. La de Darío no solamente es grande, sino que es de las mas grandes, y por ello continúa cantando desde la inmortalidad. Eso es lo que entendemos cuando leemos y sentimos lo que sobre el gran cantor que fue Rubén Darío, nos dice Ludovico Silva,  con las consideraciones que de seguidas transcribimos, para acompañar la pequeña muestra poética que escogimos para esta celebración.



La situación actual de Rubén Darío es la de un gran poeta que, como todos los grandes, tiene una función paidética sobre nosotros. Darío es nuestro educador. En él puede aprenderse que "mi poesía es mía en mí", lo cual quiere decir que toda obra poética es singular e individual, aunque conste de irradiaciones. En él también hemos aprendido que, para ser poeta, hay que mantenerse fiel a la poesía, no traicionarla. En él hemos aprendido que la música es la gran madre de la poesía. En él hemos aprendido que, para ser americanos, no debemos tenerle miedo a las princesas de Versalles, pues hay una manera en que estas princesas pueden ser perfectamente nuestras. Es cierto que la poesía no se aprende, pero también es cierto que el quehacer poético educa. Nuestras lecturas de adolescentes de Rubén Darío siempre constituirán un invalorable aporte a nuestro ser poético. Y aún hoy, en nuestra madurez de lectores, si somos poseedores de la hegeliana "astucia de la razón", la lectura de un poeta como Darío nos revelará el secreto del mundo. 




POEMAS


FILOSOFÍA


Saluda al sol, araña, no seas rencorosa. 
Da tus gracias a Dios, oh sapo, pues que eres.
El peludo cangrejo tiene espinas de rosa
y los moluscos reminiscencias de mujeres.
Sabed ser lo que sois, enigmas siendo formas;
dejad la responsabilidad a las Normas,
que a su vez la enviarán al Todopoderoso...
(Toca, grillo, a la luz de la luna; y dance el oso).





NOCTURNO

                                                                                 A MARIANO DE CAVIA

Los que auscultasteis el corazón de la noche,
los que por el insomnio tenaz habéis oído
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un ligero ruido...

En los instantes del silencio misterioso,
cuando surgen de su prisión los olvidados.
en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
¡sabréis leer estos versos de amargor impregnados!...

Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y desgracias funestas,
y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores,
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.

Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,
la pérdida del reino que estaba para mí,
el pensar que un instante pude no haber nacido,
¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!

Todo esto viene en medio del silencio profundo
en que la noche envuelve la terrena ilusión,
y siento como un eco del corazón del mundo
que penetra y conmueve mi propio corazón.




LO FATAL

                                                                                       A RENÉ PÉREZ

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adonde vamos,
ni de dónde venimos!...



PASA Y OLVIDA


                                                                       Ese es mi mal: Soñar


Peregrino que vas buscando en vano
un camino mejor que tu camino,
¿cómo quieres que yo te dé la mano,
si mi signo es tu signo, Peregrino?

No llegarás jamás a tu destino;
llevas la muerte en ti como el gusano
que te roe lo que tienes de humano....
¡lo que tienes de humano y de divino!

¡Sigue tranquilamente! ¡Oh caminante!,
todavía te queda muy distante
ese país incógnito que sueñas...

...Y soñar es un mal. Pasa y olvida,
pues si te empeñas en soñar, te empeñas
en aventar la llama de tu vida.




AMA TU RITMO...


Ama tu ritmo y ritma tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma tina fuente de canciones.

La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.

Escucha la retórica divina
del pájaro del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;

mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna;





Fuente: Rubén Darío. Cuarenta y cinco poemas. Prólogo  Ludovico Silva. Selección Oscar Rodríguez Ortiz. Caracas. El perro y la rana 2007 

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