Vienes llegando
haciéndote presencia
y eternidad
en esta sombra
dónde solo cabemos los dos
con nuestra única batalla
de gemidos afilados
y heridas que nacen del mar
y las olas cicatrizan
y mis años
que ya no piden treguas sino sangre
que se resista a la derrota
y dientes para mordernos como fieras
que no quieren salir del paraíso
y darnos vuelta y vuelta
en amorosas acrobacias
por encima
por debajo de tu espalda
las caricias resbalan
mezcladas con las manos de la noche
qué lenguaje
me gritan
desde los muros intraducibles
de tu aventura
repetida y repetida
a lo largo del deseo de los siglos
condenados a la excomunión
a la rebeldía de las hogueras
y a consumir tus soledades
abriendo tus piernas
para que las llamas penetren
y el tiempo se haga tierra
y se haga cielo
y solo estemos nosotros dos
más allá de otra vida
y de otra muerte.
Fáver Páez
14-02-2022
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