IDA VITALE: PORQUE EN POESÍA 100 AÑOS NO ES NADA.

 





BORDE DEL PARAÍSO 


Me ha quedado
 tu labio sobre el cuerpo 
para ofrecerme muerte 
en signos dulces. 
Un río de palabras no dichas
se ha agotado. 
Criaturas sombrías
echan mi suerte a viento o fuego.
Mi sangre canta, canta, 
toca la luz, 
el cielo del peligro,
 ruega, duele, roza el radiante 
borde del paraíso. 
Oh labio asombro cacería asombro 
tormenta nube escalofrío 
asombro.
El alfabeto entero se deshace 
y tiempo atrás recobra 
el gemido primero. 
Amor, aparta el aire, 
dame tu mano fresca, 
lleva mi frente a una orilla de hierbas.
Quiero saber al fin 
el lugar de la rosa, 
el paraíso. 


De La luz de esta memoria (1949)



EL REVÉS DE LA VIDA 


Hay gradaciones leves, lentas
antes del decisivo expolio: 
Un restar diario, un menoscabo, 
un segurísimo mordiente 
con el que va signando el tiempo 
en nosotros su trazo ciego. 
Para los ojos distraídos 
hay un engaño preparado: 
llegan celestes veladuras, 
lluvias que esconden otra orilla, 
simulaciones de prodigios 
y como ciegos caminamos. 
Nos habituaron a la máscara 
de nuestro rostro en primavera, 
cuando probábamos a amantes 
y la aprendimos como eterna; 
como nos vimos para siempre 
bajo un limbio, acendrado cielo, 
entre el hervor de los jardines
que no guardan ningún secreto. 
Luego el revés de la aventura, 
luego el saqueo, el abandono
en el camino sin socorro. 
Luego la sórdida constancia:
nadie previene ante nosotros 
nuevos grados de maravilla, 
no hay espejismos ni sorpresas, 
ni concesiones ni privanzas. 


Después de todo, ya sabremos
 lo que ocultaba la esperanza.


 De Cada uno en su noche (1960) 



SOBREVIDA


 Dame noche
 las convenidas esperanzas, 
dame no ya tu paz, 
dame milagro, 
dame al fin tu parcela, 
porción del paraíso, 
tu azul jardín cerrado,
 tus pájaros sin canto.
 Dame, en cuanto cierre 
los ojos de la cara, 
tus dos manos de sueño 
que encaminan y hielan, 
dame con qué encontrarme 
dame, como una espada, 
el camino que pasa 
por el filo del miedo,
una luna sin sombra, 
una música apenas oída
 y ya aprendida, 
dame, noche, verdad 
para mí sola
tiempo para mí sola, 
sobrevida. 


De Palabra dada (1953)



DESPERTAR 


Tenues trazos, 
píos de pájaros 
se acomodan al alba,
premeditan.


Cenizas, fuegos, flores; 
la esperanza 
sube en la luz, 
el ojo no la impide.


El hilo de la vida
¿hilo será de Ariadna, 
o hilo de araña,
fibra tendinosa?


De Sueños de la constancia (1988)



COLIBRÍ


 La resolana que vibra, 
un breve sol en el seto, 
un ts ts que al aire libra 
su peligro secreto 


y ya la flor disminuye 
ante el prodigio de pluma
 que surge y deslumbra y huye 
y sólo alcanzo por suma 


terca de años, en que presa 
del hechizo, sigo en vano
la milagrosa destreza 
que lo suspenda en mi mano


 y entonces por un segundo
 sentir cómo late el mundo.


 De Reducción del infinito (2002)



Fuente: Ida Vitale en la UCM. Antología poética. Selección Ana Fernández del Valle y Edgar Pérez Reyes. 25 de abril de 2019 Paraninfo de la Facultad de Filología.


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