SAN JUAN DE LA CRUZ / TAMBIÉN DOCTOR DE LA POESÍA UNIVERSAL.


Wikipedia: Retrato de San Juan de la Cruz (1656), atribuido a Zurbarán.

Canciones del alma

En una noche oscura
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
 
A oscuras, y segura
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras, y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
 
En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.
 
Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
a donde me esperaba,
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
 
¡Oh noche que guiaste,
Oh noche amable más que la alborada:
Oh noche que juntaste
Amado con Amada,
Amada en el Amado transformada!
 
En mi pecho florido,
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y él ventalle de cedros aire daba.
 
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
 
Quedéme, y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado,
entre las azucenas olvidado.



Llama de amor viva

¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres,
rompe la tela de este dulce encuentro!
 
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.
 
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
color y luz dan junto a su querido!
 
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras:
y tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!




Coplas del alma que pena por ver a Dios.

Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
 
 En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.
 
 Esta vida que yo vivo
es privación del vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo;
oye, mi Dios, lo que digo,
que esta vida no la quiero;
que muero porque no muero.
 
 Estando abscente de ti,
¿qué vida, puedo tener,
sino muerte padescer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero, porque no muero.
 
El pez que del agua sale,
aun de alivio no caresce,
que en la muerte que padesce
al fin la muerte le vale;
¿qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero,
pues si más vivo más muero?
 
 Cuando me pienso aliviar
de verte en el Sacramento,
háceme más sentimiento
el no te poder gozar;
todo es para más penar,
por no verte como quiero,
y muero porque no muero.
 
 Y si me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor:
viviendo en tanto pavor,
y esperando como espero,
muérome porque no muero.
 
 Sácame de aquesta muerte,
mi Dios, y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte;
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero.
 
Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida en
tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios!, ¿Cuándo será?
cuando yo diga de vero:
vivo ya porque no muero.
  
 


Comentarios